lunes, 27 de julio de 2009

Glory Box.

Hace dos semanas que he vuelto a viajar en el honorable y bien respetado transporte público de la ciudad de México, que no está de más aclarar que, dichas características anteriormente nombradas claramente no son las más acertadas como para describirlo.
Valle Dorado – Chapultepec. Pocos kilómetros de distancia. Eternas horas de tráfico.
Miles de pasajeros se mueven diariamente al ritmo que marca el pié derecho del señor de la “pecera”. Y también del sonido que se le antoje. Desde viejos boleros en AM. A los Beatles, pasando por reggetón sin olvidar los corridos, norteñas y mariachi.
Manchas de gel para peinar en el vidrio. Timbres y bocinas y claxons curiosos.
El punto no es hablar de las inestables cajas V8 con escape abierto, en las cuales solamente el 5to batallón de enanos trapecistas puede viajar cómodamente en el estrecho espacio de sus arbitrariamente distribuidos asientos; Voy a hablar de una mujer…o algo parecido. Esta no es una historia de amor de transporte público. Más bien de uno de esos infundados odios.
Botitas de gamuza, pantalones anchos, una colorida lonchera robada a algún sobrino y una especial cara de nada. Rasgos poco atractivos, una leve curva en la parte superior de su espalda y una mirada que grita desesperadamente y en silencio “no soy feliz, odio al mundo… (Quizás grite “a mí me gusta la ensalada de elote”, pero para esta historia en particular vamos a ir por lo negativo y malo).
Todos los días se sube en el mismo colectivo que yo. Inclusive cuando dejo pasar un colectivo para que ella se vaya antes, o mismo me “apuro” para alcanzar uno antes que ella…en el 2do tramo (Auditorio – Angel de la Independencia) ella está. Siempre presente, siempre ausente.
No recuerdo bien cuando fue la 1º vez que la vi. Solo sé que desde que tomé conciencia de su incomoda presencia, mi nerviosismo ha aumentado.
M Insurgentes – Av. Del Conscripto mi regreso…soledad y silencio express.
Me atormenta. Ojalá mañana no la vuelva a ver.

B.A.I

No hay comentarios: